El desarrollo de Los Ahijones se ha diseñado en base a sus zonas verdes. En ese sentido, aplica la ‘regla 3-30-300’. Este concepto establece que debe haber, al menos, tres árboles visibles por cada una de las más de 18.000 viviendas con que contará el barrio. También, que un 30 por ciento de los espacios serán zonas verdes y que habrá un parque a menos de 300 metros de cada vivienda.
Para conseguirlo, la Junta de Compensación del ámbito reservó en su planeamiento más de un millón de metros cuadrados, de los 5,7 de su superficie total, para espacio vegetal. Esa fórmula ha supuesto un rediseño de su plan original para acercar el espacio verde a los vecinos. A lo largo de su evolución urbanística, se ha desplazado parte de la edificabilidad industrial y dotacional a los extremos del ámbito para introducir la naturaleza en la ciudad. Así, el barrio está entreverado de varios parques urbanos que permitirán respirar al espacio edificado.
Un colchón verde
A ellos hay que sumar dos grandes ejes verdes singulares que surcan el complejo. Al este de su término, la aportación al Bosque Metropolitano de Madrid, creando una auténtico colchón verde con la M-50 y la vía del AVE.
La segunda consiste en la recuperación natural del arroyo de Los Ahijones, la joya ambiental del desarrollo, que contará con un parque lineal para vertebrar el centro del barrio en sentido noreste-suroeste.
Por último, el espacio edificado del barrio dispondrá de árboles de alineación. Este jueves, la Junta anunció que ha terminado de plantar los 1.200 primeros del ámbito en la etapa 1 de su urbanización.
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