El cinturón de los desarrollos del sureste cuenta con 80 yacimientos arqueológicos reconocidos por la Comunidad de Madrid. Algunos, de capital importancia para comprender la vida en el pasado en la región, como la enorme villa y necrópolis tardorromana de la ermita de la Virgen de la Torre o las minas neolíticas de sílex Casa Montero.
Entre Los Ahijones y Los Berrocales, destacan el cerro de las cuevas del Vaquero, la zona de Estevillas y la ermita de la Virgen de la Torre, y los hornos de yeso. Los Ahijones cuenta particularmente con el segmento entre Los Ahijones y el arroyo de Los Migueles o del Henar, y el yacimiento entre Los Carabancheles y Junco Redondo. Actualmente, han realizado excavaciones en el terreno de su etapa 3 de urbanización sin resultados apreciables. Mientras, Los Berrocales cuenta con la cueva de La Fortuna, y La Capona, donde se han hallado áreas de extracción de sílex y dos hornos de yeso. También se extrajo sepiolita para la Real Fábrica de Porcelana de El Buen Retiro. El yacimiento denominado de forma inespecífica como Berrocales cuenta con ingentes cantidades de restos del Paleolítico Antiguo de época del Achelense final, como bifaces.
También en Los Berrocales, la denominada como ‘Manzana 2‘ acogía los restos arqueológicos de una villa romana. Tuvo tres períodos. Fue fundada en el siglo I d.C. y abandonada un siglo más tarde de forma pacífica. El edificio articulaba sus estancias en torno a un patio central compartimentado en dos. Alrededor del inmueble había un ‘fundus’ o explotación agropecuaria. En las excavaciones, llevadas a cabo entre 2010 y 2012 por la empresa Arquex Soluciones Integrales en Patrimonio SL, se hallaron hogares, grandes recipientes, cerámica común, pesas de telar, fíbulas, instrumentos de escritura, molinos de granito y un cuchillo.

Unifamiliares altomedievales
A finales del siglo IV, volvió a ser ocupada hasta principios del siglo V. De esta época se documentaron cabañas, silos, cubetas y tres vertederos. Se dató el período gracias a la cerámica sigillata hispánica tardía y la cerámica gris.
Por último, en el siglo VI, se volvió a habitar hasta su abandono definitivo en el siglo VIII. En la investigación, se constató un aumento del número de cabañas unifamiliares y de las estructuras de almacenamiento, definiéndose ahora el lugar como una aldea compuesta por cabañas unifamiliares. También, se identificaron algunos silos, pozos y cubetas. De esta época son también varias inhumaciones, probablemente, de personas excluidas socialmente.
En este ámbito, el yacimiento, sin duda, más importante es el de la ermita de la Virgen de La Torre, en el que se hallaron restos prehistóricos, de una villa altoimperial con una enorme necrópolis que revelaba la evolución del enterramiento desde época tardoantigua hasta la musulmana, pasando por el mayor cementerio visigodo de España. En varios casos, fosas comunes para dos y hasta seis individuos, probablemente, por agrupación familiar. Varios de los enterramientos contaban con ajuares cerámicos, metálicos y vítreos. En este poblado, llegaron a vivir entre 300 y 500 personas, agricultores dedicados al cereal y la vid. Tenían lagares, hórreos, plantas de decantación y prensas. Probablemente, tuvieron un templo cuyos restos se encuentran bajo la ermita.

Valdecarros cuenta con 21 yacimientos catalogados por la Comunidad de Madrid. En la casa del Cerro-Perales, al suroeste del ámbito, se encontraron restos desde el Neolítico a la Edad del Hierro en forma de estructuras de asentamiento y silos, y restos cerámicos campaniformes y romanos. Los caminos de Santamaría y del Charco del sombrero -industria lítica de la etapa musteriense-, las canteras de Ariza y Vallecas, las casas del Mayorazgo y del Rancho del Infierno (horno de yesos y restos cerámicos desde el siglo XVI, junto a la cantera de ‘El erizo’) y la huerta Bruguera (yacimiento arrasado por las obras de la conexión entre la M-30 y la R-4 donde se hallaron restos del Paleolítico Medio).
También, Los cerros, Monteviejo -musteriense-, el puente del camino de Las Canteras, San Antonio de Los Llanos, la vereda de los rastrojos -restos líticos del Paleolítico Medio- y Zurita.

Una ciudad amurallada
En esta zona, conviene valorar las excavaciones en el cerro de La Gavia, habitado desde el siglo IV a.C. hasta el siglo I d.C., donde se halló un poblado carpetano amurallado que se dedicaba a la producción de esparto, cerámica y hasta sílex, a pesar de hallarse en etapa metalúrgica. Además, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias halló en las obras de construcción de la doble vía entre Atocha y Torrejón de Velasco un yacimiento denominado Valdecarros II, que tenía fosas y cerámica de la Edad del Hierro y tardorromana.
El Cañaveral tiene reconocidas dos parcelas arqueológicas tipificadas con ese nombre. También hay restos interesantes en El Espinillo , con cerámicas de la Edad del Bronce Plena (Protocogotas).

Micromamíferos aragonienses
Los Cerros cuenta en el Cerro de la Herradura con los barrancos de La Higuerilla (restos prehistóricos y del siglo XVI al XIX) y de Los Ladrones (cerámica a mano y galbos), el cerrillo del Tesoro y parte de los restos de El Negralejo (cerámica de boquique y piezas de sílex musterienses), que comparte con Rivas Vaciamadrid. Además, restos paleolíticos y neolíticos (cerámica de boquique y restos de útiles de sílex) y hasta 20 referencias arqueológicas adicionales sin identificar por el catálogo, hasta alcanzar un total de 40 yacimientos.
No obstante, ha sido este desarrollo el que se ha topado con el gran hallazgo de la temporada al iniciar los trabajos arqueológicos en las famosas minas de sílex de Casa Montero, cuya explotación se remonta al Neolítico. Cuenta con 4.000 pozos de extracción subterránea de piedra en cuatro hectáreas de territorio. También se ha encontrado un yacimiento secundario en el suroeste del ámbito, en plena etapa 1, lo que ha supuesto coordinar obras de excavación y urbanización.
Por último, en la Nueva Centralidad del Este, se han catalogado el despoblado de San Cristóbal y los restos musulmanes -del siglo VIII o IV- de Ambroz (lo que quede después de la actividad de la mina de sepiolita) que fue uno de los concejos dependientes de Vicálvaro y que llegó a tener parroquia y caserío señorial. el 30 de abril de 1990, la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid incoó un expediente para la declaración del ámbito Ciudad Pegaso- O’Donnell- Cantera del Trapero, como Bien de Interés Cultural. La causa son los importantes yacimientos de restos fósiles de micromamíferos y reptiles del Mioceno, en su fase Aragoniense (hace 16 millones de años).
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