Miguel Ángel García de la Concha es miembro de la organización ecologista SEO Birdlife y coordinador del Grupo de Trabajo para la Conservación de las Lagunas de Ambroz. García de la Concha repasa con Nuevo Sureste la importancia de este ecosistema único en la ciudad de Madrid y las amenazas que afectan a su futuro.

Miguel Ángel nos recibe junto a Sara, su mujer, también activista de SEO Birdlife. Ambos acuden a la cita con prismáticos para la observación de aves, una actividad que es más que un hobby para ellos. Cada cierto tiempo interrumpen el camino por el entorno de las lagunas para identificar una especie de pájaro, mamífero o planta, pero también para señalar un vertido de basuras o documentar una quema ilegal de cableado.

La laguna grande de Ambroz es un enorme humedal en cuyas aguas encontramos posadas a centenares de aves. Según el informe de biodiversidad ‘Las Lagunas de Ambroz y su entorno’, en el que ambos han participado, se han identificado 1080 especies de invertebrados, 156 de aves o 13 de mamíferos, entre otras tantas especies vegetales y hongos. Sólo en una explanada cercana, entre montículos de tierra levantados por excavadoras, se pueden hallar «más especies de orquídeas que en toda la provincia de Valladolid», explica García de la Concha.

¿Cuál es el valor medioambiental que tienen las Lagunas de Ambroz y su entorno?

El entorno de las lagunas de Ambroz es una zona que está compuesta por lagunas permanentes de origen artificial a través de la explotación minera y lagunas temporales que también son muy importantes para los ciclos de muchas de las especies que viven en este entorno. Todo esto genera unos servicios ecosistémicos para la sociedad: supone un sumidero de un montón de contaminantes que genera el entorno de la ciudad y que sin duda va en beneficio de la calidad del aire que respiran los distritos de Madrid y los municipios que están alrededor de ellas como Coslada o San Fernando.

¿Y su valor biológico?

Aquí no tenemos ciervos, jabalíes o águilas reales o imperiales, aunque sí es una zona de paso para muchas de estas especies, sobre todo aquí prima lo pequeño, que es la base de todo lo grande. Hay una enorme biodiversidad, hay una enorme cantidad diferente de vida, empezando por las plantas que almacenan la energía para que otras especies de animales se puedan alimentar, especies como insectos, aves, anfibios, roedores y así vas subiendo hasta que se llega a la cúspide de la cadena alimenticia con los necrófagos como los buitres y quebrantahuesos.

En este entorno se han documentado miles de especies, incluso una en peligro de extinción…

Efectivamente. Afortunadamente, en este entorno no se ha trabajado la agricultura ni la ganadería industrial, por lo que no se han vertido químicos en el suelo y especies de plantas que han desaparecido del resto de la Comunidad de Madrid, aquí se conservan. Ya vamos por más de 1300 especies de plantas documentadas, que dan una cantidad de alimento increíble a los insectos. Este espécimen, el Saga pedo, es un ortóptero gigante, es decir un saltamontes gigante carnívoro que se alimenta de otros ortópteros. Pero no solamente eso, también hemos observado insectos que son potenciales descubrimientos de especies nuevas para la ciencia.

Se habla mucho de “Salvar las lagunas de Ambroz”, pero ¿salvarlas de qué? ¿Cuáles son las amenazas para este entorno?

Hay numerosos peligros, desde los más pequeños como la quema de cable que se produce y que puede llegar a provocar un incendio, hasta otros más grandes como la explotación minera de sepiolita que quiere secar la laguna grande de Ambroz y utilizar esa agua para limpieza de maquinaria. Estamos hablando de que destrozarían un bosque de unas trescientas y pico especies que tenemos catalogadas, pero que no forman parte del catálogo municipal del Ayuntamiento de Madrid y que, por tanto, no están protegidas. Y luego, a medio y largo plazo, está el desarrollo de la Nueva Centralidad del Este, que fragmentaría el territorio y acabaría con la casa de muchos animales.

¿Qué alternativa proponen?

Hay que parar de construir y generar espacios de convivencia entre los ciudadanos y con la naturaleza. Planteamos la creación de un corredor verde que conecte las lagunas con el Parque Regional del Sureste y que se dé acceso a todos los vecinos de los distritos y ciudades del sur. Queremos convertir esto en la Casa de Campo del sureste. Un sitio en el que pueda haber equipamientos sociales y espacios de conservación integral necesarios para que prevalezcan los servicios ecosistémicos que este espacio proporciona a la población y que son necesarios para que tengamos una vida saludable tanto ahora como en el futuro y para combatir de una forma directa el cambio climático.

Volviendo al tema de la minería, el año pasado la Comunidad de Madrid prorrogó la Declaración de Impacto Ambiental de la mina de Ambroz, hasta noviembre de este año, a pesar del informe desfavorable de entidades consultadas como Ecologistas en Acción. ¿Qué supone este paso?

Para empezar, es incomprensible. Cuando hay una especie en peligro de extinción, la Comunidad está obligada a generar un estudio y un plan de conservación de la especie. En este caso, está notificado por registro y ni si quiera se han puesto en contacto con nosotros, lo cual es un desaliento.

La Consejería de Medio Ambiente ha puesto como condición de esta prórroga a la empresa minera, Tolsa, que solicite una modificación de su plan de restauración que permita “conservar la biodiversidad instalada” para garantizar un “ecosistema lagunar biodiverso y estable”. ¿Cree que esto es posible?

Es una gran mentira. Estamos hablando desde un punto de vista muy antrópico, la naturaleza no funciona así, tiene sus ciclos y una vez que cambian esos ciclos es muy difícil que el ser humano lo pueda replicar. Es una justificación como otra cualquiera, pero la realidad científica dice que esto no es así. Un plan de restauración sobre algo que estás destruyendo, que la naturaleza ha tardado más de 13 años en crear e incluso cientos o miles de años en el caso del suelo, no tiene sentido. Es increíble, cuando todavía no hemos descubierto muchas de las especies que estamos haciendo desaparecer, tengamos la soberbia de decir que podemos restaurar eso. Lo que hay que hacer es estudiar más y cuando se tome una decisión se haga con una base objetiva y atendiendo a unos intereses globales.

Al margen del vaciado de la laguna grande y su impacto en las especies ¿qué otras consecuencias puede tener la actividad minera para la población de los distritos y municipios de la zona?

Muchas molestias y pocos beneficios. La actividad minera es una actividad que genera muchos problemas si está cerca de núcleos urbanos como es este caso, en el que, sin ir más lejos, la reapertura que se quiere hacer está a 150 metros de los campos de fútbol del polideportivo de Vicálvaro o a 300 de las casas de San Blas Canillejas, distritos en los que hay puntos sensibles como escuelas o centros de mayores. Esto no tiene precedentes a nivel nacional, al menos en una gran ciudad.

En dos plenos municipales, en 2021 y 2022, fueron aprobados por unanimidad acuerdos que incluían la limpieza y una mayor vigilancia en el entorno de las lagunas y la creación de una comisión de seguimiento con la participación de las entidades que trabajan por su protección. ¿Se están cumpliendo esos acuerdos?

En cuanto a la limpieza no. Aquí hay vertidos de muchas empresas que se dedican a la construcción o talleres mecánicos. Te puedes encontrar parachoques por todos lados. Para evitar esto es necesario cerrar los caminos, hemos pedido barreras con informes en los que localizamos los puntos de entrada y de salida y eso no ha sucedido. Se hacen actuaciones en los sitios más evidentes, poniendo barreras de tierra que en cualquier momento puede entrar maquinaria y derribar como ya ha pasado. Hay que buscar otras maneras. En cuanto a la comisión, todavía nadie se ha puesto en contacto con nosotros para sentarnos y poder participar de manera activa en todos esos procesos que se están llevando a cabo como los acuerdos entre el Ayuntamiento y la Nueva Centralidad del Este.

Desde 2023, existe un convenio para preservar, restaurar e integrar en el Bosque Metropolitano a las lagunas de Ambroz firmado por el Ayuntamiento, la comisión gestora de la Nueva Centralidad del Este y la empresa Tolsa. ¿Qué opinión le merece ese convenio?

El Bosque Metropolitano no es el mejor proyecto. Para empezar, que se llame ‘Bosque’ cuando nos encontramos en una zona semiesteparia… Desde el punto de vista ecológico deja mucho que desear, estás acabando con miles de árboles distribuidos aquí y allá como en toda zona esteparia para plantar otros que muchos de ellos se van a morir, que te van a requerir una cantidad de agua tremenda y que son especies que no deberían estar aquí. Además, el proyecto modifica el área de las lagunas. Es cierto que han hecho modificaciones que han adaptado bastante respecto al plan inicial, pero sigue siendo muy mejorable, sobre todo contando con todas las organizaciones que tenemos conocimiento de la naturaleza.

¿Cómo podría ayudar el proyecto del Corredor Verde del Este en el que colaboran entidades vecinales de Coslada, Madrid y San Fernando, así como los Ayuntamiento de las tres ciudades?

Este corredor uniría en cierto modo el Bosque Metropolitano con las Lagunas de Ambroz, pasando por Coslada y San Fernando y llegando hasta el Parque Regional del Sureste. Aquí estamos haciendo las cosas de otra manera, estamos intentando llegar a un estándar de lo que tiene que ser un corredor verde para que pueda ser utilizado por las especies de animales para moverse libremente, pero también por las personas sin tener el peligro de ser atropelladas por un coche.

En el informe de la biodiversidad de las Lagunas, elaborado por iniciativa ciudadana con apoyo de la comunidad científica, se pide la aplicación de varias figuras de protección a las lagunas como su inclusión en el catálogo de Embalses y Humedales o su declaración como refugio de fauna y como reserva natural. ¿En qué podría contribuir estas declaraciones en la conservación de las Lagunas?

Si se hiciera, sería un compromiso a nivel administrativo de que se quieren conservar y, a partir de aquí, se podría divulgar sobre esta conservación. La Comunidad de Madrid en este aspecto siempre nos ha dicho lo mismo, que no tiene los valores necesarios de ambiente único. Es único, porque es el mayor humedal de estas características en todo el municipio de Madrid. Además, creemos que debería estar incluido dentro de las masas de agua de la Confederación Hidrográfica del Tajo y del catálogo de humedales. Todo esto contribuiría a que no se pudiera abrir una mina y se obligaría a las administraciones competentes a generar medidas de conservación, protección, vigilancia, planes de vigilancia… Además, implicaría unos compromisos también presupuestarios.

Tenemos una oportunidad única en las Lagunas de Ambroz para empezar a luchar desde lo local contra el cambio climático. Una oportunidad que si no la aprovechamos se perderá para siempre. Es el último espacio de estas características en la ciudad de Madrid y hay que intentar que no se pierda y hacer a la gente partícipe de su restauración. Estamos en una situación muy mala, pero se pueden hacer cosas para tratar de frenar el cambio climático.