La Junta de Compensación de Valdecarros realiza un tratamiento del suelo para estabilizarlo, sanearlo y prepararlo para que tenga unas condiciones óptimas para la urbanización.
El terreno de buena parte del sureste de Madrid es de carácter arcilloso y yesífero lo que le otorga unas cualidades bastante adversas para la construcción. Bolas de yeso, oquedades, poca capacidad para retención de aguas… Por eso, el tratamiento del terreno es fundamental para que, luego, la construcción, no plantee sorpresas a los constructores y se garantice un desarrollo urbanístico sostenible y de calidad.
Según explicó a Nuevo Sureste Felipe Retamar, director técnico de la Junta, tras el trabajo de desmonte y allanamiento del terreno, se procede a tratar el suelo. Así, un tractor realiza una mezcla de tierra original con cal que una cuba de agua humedece, a continuación, para hidratar la mezcla. Creando una primera capa estabilizadora de unos 30 centímetros de grosor. Esta película se compacta con un rodillo de ‘pata de cabra’. Así, tongada a tongada, se alcanza un metro de terreno trabajado.
Resistencia y estabilidad
Cuando se concluye esta labor de saneamiento, se instala sobre toda la mezcla una tela geotextil. De tal modo, aumenta la resistencia y estabilidad del suelo, y se dificulta la erosión y degradación del suelo.
Preparado ya el terreno, se procede a construir la calle que se ve. Está compuesta por una primera cobertura de hormigón de un metro de grosor y otra de aglomerado de grosor variable en función del peso que vaya a soportar.
Este meticuloso proceso de preparación del terreno garantiza la estabilidad y seguridad de las futuras edificaciones. Asegura que este nuevo barrio se construye sobre una base sólida y duradera.
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