El arroyo de los Prados, clave en la gestión de avenidas en los desarrollos del sureste

por | 28 Oct. 2025

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El arroyo de los Prados del Henar (o de Los Migueles) se ha convertido en un elemento esencial para la gestión de avenidas y el control de escorrentías en los desarrollos del sureste, tras las transformaciones derivadas de la urbanización de los sectores de El Cañaveral, Los Ahijones, Los Cerros y Los Berrocales.

Así lo recoge el Estudio de Caracterización y Calidad del Suelo del proyecto del Bosque Metropolitano, que analiza este cauce como pieza hidráulica estratégica en una zona cada vez más impermeabilizada por la expansión urbana.

Este arroyo, afluente del Manzanares, cuenta con la mayor cuenca drenante dentro del Plan Especial del Bosque Metropolitano. Su cauce principal discurre en dirección noroeste-sureste, recibiendo aportes intermitentes de sus dos principales afluentes: el arroyo de La Marañosa, por la margen derecha, y el arroyo de los Ahijones, por la izquierda. En su recorrido cruza infraestructuras relevantes como la vía del AVE y la M-50 mediante viaductos, además de la Colada del Santísimo y la Cañada Real Galiana, antes de atravesar la A-3 para desembocar en el río Manzanares a la altura de la EDAR Sur Oriental, actuando como el último afluente significativo del Manzanares antes de su unión con el Jarama.

En los últimos años, el cauce ha sufrido una profunda transformación. La construcción de un tanque de tormentas (recientemente duplicada su capacidad) ha permitido laminar los caudales máximos y simular un comportamiento similar al de un escenario previo a la urbanización, que está apoyado por infraestructuras como los sistemas urbanos de drenaje sostenible.

Asimismo, se ha llevado a cabo una remodelación topográfica de su cauce y márgenes para que las avenidas extraordinarias (con un periodo de retorno de 500 años) queden confinadas dentro del corredor medioambiental previsto en Los Berrocales. Para ello, se ha procedido a su encauzamiento e instalación de protecciones con escolleras y gaviones, mientras que aguas abajo del tanque de tormentas también se han acondicionado tramos con escolleras y marcos de hormigón bajo caminos y vías pecuarias.

Construcción del tanque de tormentas del arroyo del Henar (fuente: Ayuntamiento de Madrid)
Construcción del tanque de tormentas del arroyo del Henar en 2011 (fuente: IGB)

Motas de tierra

Sin embargo, según el proyecto, un estudio hidrológico ha determinado que algunos tramos no podrán contener las aguas previstas tras la ejecución completa de los desarrollos urbanísticos. Por ello, se ha redactado un nuevo proyecto que contempla la instalación de motas de tierra longitudinales de tres metros de anchura y la ampliación de las obras de paso bajo caminos y vías pecuarias para mejorar la capacidad hidráulica del arroyo.

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Actualmente, el arroyo actúa principalmente como regulador de avenidas y gestor de escorrentías superficiales, quedando casi desprovisto de vegetación riparia de interés, lo que supone un reto para el Bosque Metropolitano en la compatibilización de su función hidráulica con la restauración ambiental de este corredor, inciden los redactores del proyecto.

Respecto a sus afluentes, el arroyo de La Marañosa, que nacía en el interior del sector de Los Berrocales, ha desaparecido por las obras, aunque se está procediendo a su recuperación ambiental. De forma similar, el arroyo de los Ahijones, cuyo nacimiento se localizaba en El Cañaveral, ha visto alterado completamente su trazado y se está recuperando para ser un corredor ambiental en plena urbanización.

El arroyo cuenta con un segundo tributario por la margen derecha, conocido como barranco de Valdeculebra, que discurre desde el Alto de Cabeza Gorda hasta el límite de Madrid con Rivas. Este cauce presenta vegetación hidrófila y zonas de juncedas de alto valor ecológico en áreas encharcadizas generadas tras las obras del AVE, la M-50 y las viviendas ilegales de la Cañada Real, convirtiéndose en hábitat de interés comunitario.

Además, en la zona existen pequeños arroyos y redes de drenaje nacidos en áreas yesíferas, que a pesar de su corta longitud generan una orografía compleja y barrancos de entidad, especialmente en Valdemingómez, donde desembocan al pie de los cerros yesíferos con vegetación de juncos y tarajes de alto interés ecológico.

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