Once vecinos que han comprado sus viviendas en Los Ahijones explican a Nuevo Sureste cuáles son las causas de su preferencia por el barrio, sus temores, intereses y visiones sobre su futuro hogar.
Pablo Elías es el primer vecino de Los Ahijones. El primer rostro de los más de 56.000 habitantes que se calcula tendrá este nuevo barrio del sureste de Madrid. Vive con sus padres y tiene 26 años. Ha comprado con su pareja una vivienda de dos habitaciones y dos baños en la primera etapa del desarrollo. Como él, cientos de personas ya han empezado a conformar a través de las redes sociales las primeras comunidades de vecinos para hablar sobre la realidad del que es ya su barrio, aunque sus hogares sean aún un proyecto.

Hemos hablado con once de ellos para conocer la forma en la que visualizan y sueñan su barrio. La mayoría coincide en dos variables para preferir Los Ahijones: el transporte y la obra nueva de viviendas, muchas de ellas protegidas. «Creemos que lo que más nos conviene es comprar una vivienda de obra nueva en un barrio en el que construir vida. Este nos llamó la atención porque va a disponer de infraestructuras y de mucha vivienda. Nuestra casa estará frente al parque Oeste. Tengo un perro, me gusta salir a la calle y tener espacios amplios por los que moverme. Esa libertad muchas veces no la ves en el centro de Madrid y aquí, sí la tienes. No obstante, el Metro ha sido uno de los motivos más importantes por el que nos decantamos por este barrio. Vamos a poder estar conectados muy rápido con el resto de la ciudad«, explica Pablo.
Nacho, otro de los vecinos encuestados, agrega la importancia de la apuesta se ha realizado en el barrio por la vivienda protegida. «Entre eso y el precio de mercado que no para de subir, los Ahijones se vuelve una opción muy razonable para una primera vivienda», incide, para plantear que el equilibrio entre los servicios esenciales, los parques, las zonas de ocio y los comercios. Elena, otra vecina, espera a su vez que todo ese conjunto revalorice la zona.

Evitar la ciudad dormitorio
Juanfran, por su parte, ha preferido comprar vivienda nueva ante el ascenso de los precios en la de segunda mano. «Barajamos distintas opciones, y aunque de primeras no nos atraía el secarral que teníamos delante de nuestros ojos, nos sedujo, el precio, el tipo de manzana abierta, la ubicación de la edificación y sus servicios (…). A nivel barrio, el hecho de tener Metro a futuro, las conexiones directas con las vías que circunvalan Madrid, las calles amplias, el parque lineal y el proyecto del Bosque Metropolitano«, concreta.
Por su parte, Sergio, otro nuevo vecino, considera también el ferrocarril metropolitano (y la cercanía con el aeropuerto de Barajas) como un elemento esencial, no sólo para Los Ahijones, sino para todos los barrios de la estrategia del sureste, y espera que no sufra nuevos retrasos en su licitación. AG (siglas), otro vecino, agrega que la proximidad de la estación de Cercanías, multiplicará las posibilidades de movilidad. Ambos coinciden en la importancia de las torres de oficinas como factor para evitar que se convierta en una ciudad dormitorio. Pero también se valoran los carriles bici y el espacio urbano. Un barrio cuyas calles respiren y en las que se puedan celebrar fiestas populares. «Me parece que las avenidas anchas, el espacio entre edificios y las zonas verdes dan mucha calidad de vida. En Los Ahijones se habla de la ciudad de los 15 minutos, además de siempre tener árboles y zonas verdes siempre cerca de casa», comenta Sergio.

Realojos
Will, otro vecino, ha hallado allí su hogar por la cercanía con sus familiares y la confianza que le da la zona. «Queremos un transporte eficiente y fiable, zonas verdes amplias, comercios cercanos y buena seguridad. También sería clave que haya colegios y escuelas infantiles, una casa de niños o ludoteca«, abunda. Para Carlos, futuro habitantes del barrio, la combinación de espacios bien diseñados y zonas verdes, la seguridad y el comercio de proximidad han sido claves para su elección.
Todos se muestran preocupados por el retraso del transporte público y las infraestructuras de movilidad. Mery, otra vecina, no quiere que se incurra en los mismos problemas que han sufrido los últimos barrios desarrollados en Madrid. AG siente incertidumbre porque se cumpla lo que, a día de hoy son los anuncios para el barrio. «Espero que los temas burocráticos tampoco retrasen el proyecto y pueda crecer lo más rápido posible para tener pronto en el barrio bares, farmacias, colegios, o incluso hospitales, clínicas, cine, estaciones de policía, etcétera», argumenta para señalar también la importancia de que los edificios de realojo, si los hay, no se conviertan en guetos. Un tema, los realojos de la Cañada, en que coinciden varios vecinos como fuente de preocupación, a pesar de que el concejal presidente de Vicálvaro, Ángel Ramos, haya anunciado que no se van a producir.

Para Pablo, que quiere formar pronto una familia, la preocupación más importante pasa porque los centros educativos se retrasen, como ha ocurrido en otros barrios. «Esperamos que pongan las medidas para evitar que vuelva a ocurrir. Nos gustaría utilizar los equipamientos de nuestro barrio, en vez de tener que ir saltando de barrio en barrio. Creo que no nos vamos a tener que preocupar porque las dotaciones van a llegar pronto», apostilla. Coincide con Nacho, que cree indispensable «una buena oferta educativa que evite desplazamientos kilométricos en masa». Sergio apunta su preocupación a los olores procedentes y gases nocivos del Parque Tecnológico de Valdemingómez, aspecto en el que coincide con Elena, que considera fundamental el centro de salud. También, la implantación de nuevos negocios, en lo que coincide con Will.
Equilibrio de usos
Para Nacho, la principal preocupación es la delincuencia en los primeros años y el riesgo de ocupaciones de casas. En este sentido, coincide con Javi, otro vecino, que denuncia la prostitución del polígono de Vicálvaro y los episodios de inseguridad ocurridos en El Cañaveral. En este sentido, se solicita presencia policial y de bomberos.

Juanfran se muestra preocupado porque se alteren los usos de las torres para convertirlas en vivienda. «Si llegan a pasar a uso residencial aparte de desvirtuar el sentido de esa gran plaza del barrio, deberían venir acompañadas de una mayor dotación de servicios públicos«. Iri, otra vecina, critica la conservación de inmuebles anteriores al barrio porque destrozan la estética de Los Ahijones.
Los vecinos desean que la actividad de la calle se canalice en distintas vertientes. Nacho apuesta por las zonas verdes y las conexiones ciclistas como un factor que mantendrá a las personas en su barrio sin convertirlo en una ciudad dormitorio. AG y Javi, por polideportivos, a poder ser, con piscina cubierta. Will apuesta por zonas infantiles y actividades culturales y sociales «que fomenten la vida de barrio y la integración entre vecinos».

Huertos y cines
Sergio ve las oficinas y las empresas como un factor dinamizador para las mañanas. Por las tardes, la presencia de cafeterías, restaurantes, gimnasios, clínicas y supermercados. A su juicio, estas opciones van a empastar bien con las zonas comunes de las promociones de vivienda, que están ofreciendo infraestructuras como piscinas, jardines o salas de reunión. También se habla de salas de cine, teatro y conciertos, Juanfran demanda una biblioteca y un centro cultural, Carlos propone la implantación de un mercadillo e Iri, de huertos urbanos.

La principal expectativa para dentro de una década es la consolidación del barrio y que hayan llegado todos los equipamientos, aspecto en el que coinciden casi todos ellos. Planificación para evitar las carencias de las periferias, como insiste Nacho. La materialización de conexiones con las grandes vías rodadas, recuerda Juanfran. Para Sergio, una de las claves será que el parque del arroyo esté frondoso y vivo para vertebrar el ámbito. Iri sueña con el cierre de la incineradora de Valdemingómez.
AG espera que el transporte y la actividad económica den vida al barrio. Javi lo imagina «como una extensión natural de Rivas, con una calidad de vida altísima por disponer de todos los servicios de proximidad». Todos esperan una comunidad activa y viva que la convierta en una referencia en la ciudad. Will concluye: «Nos lo imaginamos como un barrio moderno y consolidado, con todos los servicios funcionando, buenas conexiones de transporte y mucha vida en sus calles. Esperamos que siga creciendo como lo hicieron en su día Sanchinarro o Valdebebas».
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